La cinta corre bajo mis pies. La velocidad. Me tengo enfrente. El corazón. La respiración. La cinta vuelta y vuelta. Tiempo. Viajo. Mis piernas corren solas. Yo no las muevo. Las miro. El espejo. Música que late. Se mueven solas y me salgo de la sala. Vuelo entre pensamientos, rebusco, esquivo, viajo, velocidad, la línea, los puntos, mis piernas, mi corazón. No estoy cansanda. Segundos o minutos. Seguir. Yo no estoy allí. Hace tiempo que he dejado piernas y pies, respiración y corazón. Hace tiempo que viajo al fondo del espejo.
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4 comentarios:
...que malas son las drogas.
Yo la primera vez que fui a un gimnasio me caí literalmente y totalmente de la cinta de la muerte. Debí pisar mal el embrague o qué sé yo chica...
Los que se miran los músculos y las venas en los espejos de los gimnasios son esperpénticos de verdad.
Besos.
Por favor coloque el blog en su cubo de reciclaje correspondiente si no hace uso de él. Gracias
Querido espíritu blogger:
Ay, ay, ay... Uso y desuso, conexión y sin conexión. Ahí está el asunto. Resulta que la vida está cara y hay que recortar, y pasamos al papel hasta nueva orden. Orange orden. Y eso es lo que hay.
PD: Aunque no suene bien en los tiempos que corren, no tengo cubo de reciclaje correspondiente, va todo en el mismo saco.
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